La ética profesional del auditor, se refiere a la responsabilidad del mismo
para con el público, hacia los clientes y colegas y los niveles de conducta
máximos y mínimos que debe poseer.
A tal fin, existen cinco (5) conceptos generales, llamados también "Principios
de Ética" las cuales son:
- Independencia, integridad y objetividad.
- Normas generales y técnicas.
- Responsabilidades con los clientes.
- Responsabilidades con los colegas.
- Independencia, integridad y objetividad:
El auditor debe conservar la integridad y la objetividad y, cuando ejerce
la contaduría pública, ser independiente de aquellos a quienes sirve.
Los conceptos de la ética profesional, definen la
independencia como: "La capacidad para actuar con integridad y
objetividad". Objetividad es la posibilidad de mantener una actitud en todas
las cuestiones sometidas a la revisión del auditor.
El auditor debe expresar su opinión imparcialmente, en atención a hechos
reales comprobables, según su propio criterio y con perfecta autonomía y, para
tal fin, estar desligado a todo vínculo con los dueños, administradores e
intereses de la empresa u organización que audite. Su independencia mental y su
imparcialidad de criterio y de opinión deben serlo, no solamente de hecho, sino
en cuanto a las apariencias también, por lo cual el auditor debe evitar
cualquier entredicho que lo pueda vincular a situaciones que permitan dudar de
tales cualidades.
- Normas Generales y Técnicas:
El auditor debe observar las normas generales y técnicas de la profesión y
luchar constantemente por mejorar su competencia y la calidad de sus servicios.
Las normas generales y técnicas son reglas de conducta que exigen la
observancia de las normas relacionadas con la realización del trabajo. Así, las
primeras indican que un miembro a quien mediante otro contador solicite consejo
profesional sobre una cuestión técnica contable o de auditoria, debe consultar
con el otro contador antes de proporcionar ese consejo a fin de asegurarse de
que el miembro conoce todos los datos y hechos disponibles.
- Responsabilidades con los clientes:
El contador público debe ser imparcial y franco con sus clientes y
servirles lo mejor que pueda, con interés profesional por los intereses de
ellos, consecuente con sus responsabilidades para con el público y todo esto lo
pondrá de manifiesto a través de independencia, integridad y objetividad.
Una responsabilidad fundamental del contador público es la que se refiere a
la confidencialidad y al conflicto
de intereses. dice que un miembro "...no
revelará información confidencial alguna obtenida en el curso de un trabajo
profesional, a menos que el cliente dé su consentimiento".
- Necesidad de confidencialidad:
Tanto el sentido común como el concepto de independencia requieren que sea
el auditor, no el cliente, quien decida qué información necesita el auditor
para practicar una auditoria efectiva. En esa decisión no debe influir la
creencia, de parte del cliente, de que cierta información es confidencial. Una
auditoria eficiente y efectiva requiere que el cliente ponga en el auditor la
confianza necesaria para ser sumamente franco al proporcionar información.
- Confidencialidad y privilegio:
Con las excepciones indicadas, las comunicaciones entre el cliente y el
auditor son confidenciales; es decir, el auditor no debe revelar la información
contenida en la comunicación sin el permiso del cliente. Normalmente, sin
embargo, esa información no es "privilegiada". La información es
privilegiada si el cliente puede impedir que un tribunal o dependencia del gobierno
tenga acceso a ella mediante un citatorio u orden de comparecencia.
- Información Confidencial:
Los auditores y su personal tienen iguales responsabilidades que la administración
en cuanto al manejo de la información confidencial: no utilizarla para provecho
personal, ni revelarla a quienes pudieran hacerlo. Esas responsabilidades están
claramente comprendidas en las estipulaciones generales del código de ética
profesional.
- Conflicto de intereses:
El temor de algunos clientes de que sus secretos les sean comunicados a los
competidores es tan grande que se niegan a contratar a auditores entre cuyos
clientes figure un competidor. Otros quedan satisfechos con la seguridad de que
el personal encargado de su trabajo no tenga contacto con el personal del
competidor. El precio de obtener tan alto grado de confidencialidad es la
pérdida de los beneficios de una experiencia en el ramo que pueden aportar los
auditores familiarizados con más de una empresa dentro del mismo giro. La
experiencia indica que el riesgo de que se filtre información que tenga valor
competitivo es sumamente bajo.
- Responsabilidades con los colegas:
Aunque no hay actualmente reglas de conducta específicas que gobiernan la
responsabilidad de un contador público con sus colegas, los conceptos de ética
profesional establecen el principio fundamental de cooperación y buenas
relaciones entre los miembros de la profesión. La norma expresa que
un contador debe "tratar con sus colegas en forma de que no disminuya su
reputación y bienestar". Además, al ofrecer sus servicios, no tratará de
desplazar a otro contador en forma que lo desacredite. De manera que, si bien
la competencia entre auditores es fuerte, sus acciones deben estar gobernadas
por la cortesía profesional debida a los colegas.
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